Ayer me desperté, como todos los días de los últimos 3 años, escuchando las magníficas noticias que copan los informativos, es decir, los bombardeos a Libia, la crisis nuclear en Japón, la sucesión de Zapatero y el rechazo de Sortu por parte del Supremo dado su tufo a Batasuna filoetarra. Además, como colofón a todos estos titulares aparecía la consabida crisis, el desempleo al alza y la nula capacidad de nuestros gobernantes y sus opositores para sacarnos del agujero en el que nos han metido los especuladores. Todo me zumbaba en los oídos y en cierto modo me deprimía, pero ignoraba lo que me deparaba el día. Llevé a mis hijas al colegio y acudí a mi trabajo sin demasiado entusiasmo, pero sabiéndome afortunada por poder seguir fichando. Trabajé a conciencia, como suelo hacer todos los días pesar del hastío, intentando sacar la mayor cantidad de trabajo adelante e incluso somatizando los pequeños reveses del día. No era mi negocio, pero intentaba que no lo pareciera. Diez o quince minutos antes de mi hora de salida recibí una oferta que no pude rechazar: un despido improcedente o la alternativa de un contrato basura de 2 días a la semana en el que no se me aseguraba ni siquiera un año de duración. Veinticuatro horas después la elección no ha sido difícil: el despido. Lo que no ha sido nada fácil es asimilar que 11 años de buen trabajo se pueden terminar de un plumazo, 10 minutos antes de la hora de salir. Lo que me espera a partir de hoy tampoco será fácil. He pasado a formar parte de un exclusivo club de más de 4 millones doscientos mil desempleados, acuciados por la criris. Por eso comencé a escribir este blog. Creo que somos muchos los damnificados y, como escuché hoy en la radio, deberíamos fusionarnos como las Cajas y formar una verdadera fuerza que pare la sinrazón, la demagogia, el fraude, la esclavitud y el deterioro del planeta. No perdamos la esperanza, no ya de encontrar un nuevo empleo, que también, sino de hacer que algo cambie en este mundo.
Luego terminé el día con la noticia de que Elizabeth Taylor había fallecido y había pasado a formar parte de otro club algo más numeroso. Eso si que no tiene remedio. Y así terminó el 23 de marzo de 2011.
Estimada acuciada:
ResponderEliminarBienvenida al club!!
Todo esto se irá convirtiendo, como una de esas sesiones de terápia, donde llegas y dices:
"Soy fulanito/a y soy un/a acuciado por la crisis".
Todos/as al unísono responden; "Hola fulanito/a" y seguidamente, recibes un aplauso sin saber muy bien por qué pues, la razón de estar en el club, no es una de las mejores.
Ya sabéis el dicho de, "si el trabajo es salud, que viva la tuberculósis" pues bien, hasta el refranero nos va a cambiar la vida y ya, ni siquiera tenemos el glamour de una Violeta Valery, muriéndose de asco tuberculosa perdída, parada y encima enamorada de un estúpido que llega tarde a todo, incluso a su propia muerte.
En cualquier caso, te doy la enhorabuena. Empezar un proyecto, como es un blog puede parecer tan estúpido como el "Alfredo de las camélias de los coj..." pero, ciertamente reconforta y es que, la ciencia avanza una barbaridad.
Ánimo para que tu blog crezca "sin prisa pero sin pausa", "vístelo despacio, si tienes prisa" o ténlo como "blog en mano y no como cientos volando" y si todo eso no funciona... "burroblog grande, ande o no ande".
Yo te contaría mi historia personal de cuando me dieron el carné de acuciado/a pero, abrurriría al más templado y posiblemente mi cabreo fuera en aumento. Mi carné, se ha transformado en, tarjeta "Gold Platinum Titanium dequetecagas". Así que, mejor os ahorro el rollo y de paso, no me cabreo más al recordárlo.
Lo dicho, una estupenda idea lo de formar una fuerza única para deshacernos de la sinrazón. lo único malo es que, somos "personas humanas" y eso de unirnos "pa'jodé", se nos da de maravilla pero, unirnos para salir adelante y ser más libres de espíritu (entre otras cosas), lo veo más complicaillo. Todo se andará.
Querido amigo acuciado,
ResponderEliminarMuchas gracias por comentar en el blog (otra cosa más que te tengo que agradecer)y tienes razón en casi todo menos en una cosa, tu historia no creo que aburriera a nadie, pero entiendo que contarla no haga más que acrecentar tu cabreo con el entorno, así que ni siquiera te lo voy a sugerir. En cualquier caso, no sé si será la ingenuidad de la que se acaba de incorporar al club, creo que hay veces que también se nos da bien unirnos para salir adelante, aunque puede que sean las menos. Pero no perdamos el ánimo, aunque solo sea para hacer un blog. Tengo que aprender del tuyo, por cierto.
Besos acuciados. Talía R.